Humberto Moreira : Fraude por el descuento de residentes puede ascender a 60 millones

por Humberto Moreira

 

La Federación Española de Agencias de Viajes (Feaav) estima que el fraude con las bonificaciones de los billetes aéreos de los residentes canarios alcanzaría unos 60 millones de euros. En esta posible estafa denunciada ante el Ministerio de Fomento desde 2007, están implicadas otras compañías aéreas, además de Islas Airways, la única a la que se ha abierto una investigación por ahora.

 

Según recoge el diario canario La Opinión, asimismo, la Feaav ha señalado que son colaboradoras del engaño las agencias de viajes que posibilitaban inflar el número de billetes o, sobre todo, aumentar el precio de facturación por encima del coste real al pasajero para beneficiarse así de unamayor cuantía en la ayuda del 50% que tiene el pasaje aéreo para los residentes isleños.

 

El presidente de Feaav, Rafael Gallego, señala que en unas de las denuncias interpuestas a Fomento se recoge que en un periodo de cinco meses “los desvíos ascendían a seis millonespor lo que estimamos que este fraude se puede multiplicar por 12 millones anuales desde 2007″. Una cifra que se acercaría a los 60 millones, ya que la situación conocida desde hace cinco años ha continuado en este lustro poniendo en peligro incluso la ayuda que subvenciona Fomento para abaratar un 50% el billete en los desplazamientos aéreos de los canarios. La Feaav expone que el Gobierno central ha actuado después de tres reuniones en las que le han hecho llegar estas irregularidades que suponen “un fraude y una competencia desleal” paras las agencias y las compañías aéreas que operan en la legalidad.

 

Gallego relacionó esta estafa en el descuento al pasaje aéreo para los residentes con los problemas surgidos hace unos años en los que la partida dispuesta por Fomento para esta subvención, 370 millones de euros, se sobrepasó “y hubo que hacer una ampliación por falta de dinero”. Ante esta situación, el Ministerio denunció que incluso se benefician de esta bajada los pasajeros que viajaban en primera clase. El departamento de José Blanco llegó a apuntar “malas prácticas”, aunque luego frenó su pretensión de imponer una cuota fija.