domingo, 18 de septiembre de 2011

Humberto Moreira : Vicente Chaires "futbol americano de la Onefa"

por Humberto Moreira 

 

Cobardemente escudados en un piquete de la Policía Bancaria e Industrial del Distrito Federal, funcionarios de Comunicación Social del Instituto Politécnico Nacional (IPN) dieron la nota durante la celebración del llamado clásico del futbol americano de la Organización Nacional Estudiantil de Futbol Americano ONEFA, entre las Águilas Blancas del IPN-Santo Tomás y los Pumas de la UNAM-CU.

El pequeño estadio del campus Lomas Verdes de la Universidad del Valle de México fue el inadecuado escenario para el partido, uno de los más atractivos de la temporada de la categoría Mayor, que en esta ocasión, dadas las infructuosas gestiones del IPN para conseguir un recinto de capacidad conforme a la tradición del encuentro, se celebró e sin la asistencia de público.

La escuadra de la UNAM humilló a la del Politécnico por un apabullante marcador de 44-24.

La falta de aficionados se conjuró con la falta de criterio de funcionarios del IPN, como el caso de Ernesto Mercado Escutia, secretario de Servicios Educativos, y de Rodolfo Alejandro Romo Mexia, director de Desarrollo y Fomento Deportivo, quienes a la par de José Antonio Sandoval, representante del IPN ante la ONEFA, se encargaron de bloquear la labor de algunos medios de información al negarles tajantemente el acceso al bien pertrechado plantel por fuerzas de seguridad del Estado de México, así como por media docena de porros, algunos con atuendos de las Águilas Blancas, que se encargaron de hostigar hasta a empleados de la propia UVM, que tuvieron problemas para librar la barrera de los guardianes armados y así entrar a su centro de trabajo.

La intransigencia de los empleados del IPN llegó al colmo cuando uno de los porros intento subir al autobús que transportaba al equipo de la UNAM, con el pretexto de revisarlo, a las puertas de la UVM, lo que motivó que el entrenador del equipo felino, Raúl Rivera, soltará un “vámonos”, voz de orden que conllevaba el retorno a Ciudad Universitaria, pero la intervención de unos empleados del IPN, ésta si atinada, evitó un contratiempo de mayores proporciones.

El juego fue el desenlace de una serie de tropiezos administrativos por la incapacidad tanto del IPN como de la ONEFA, que no tuvieron ni el criterio ni la diligencia suficiente para encarar un compromiso de tal magnitud, algo difícil de creer tratándose de una de las máximas instituciones de educación superior y de una agrupación también conformada mayormente por casas de estudio.

Sandoval, en las juntas semanales de la ONEFA, informaba sobre los avances en sus negociaciones con estadios, tanto en la capital del país como en provincia, pero el tiempo le ganó.

Y ante lo atrabiliario, un par de policías sacaron del campo a la reportera Miriam Hernández Pérez, de la página de Internet Networks, por órdenes de Aarón Soriano, quien, refirió la afectada, se ostentó como de la oficina de prensa de la ONEFA, bajo el argumento de que su acreditación, debidamente sellada por el IPN, era falsa.

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