por Vicente Chaires
Con la caricaturesca idea de la victimización femenina de parte de los hombres, W.E. tiene todos los andamios para funcionar desde el punto de vista de los recursos técnicos. Sin embargo, hay algo que ni el dinero puede comprar: talento para realizar una riesgosa apuesta como esta, con dos historias que se entrelazan sin pericia narrativa. Puede que Madonna sea la Reina del pop, pero su corona como directora de cine se resbaló esta semana después de las primeras críticas sobre su segunda película W.E., que fueron desde mediocres hasta malas. El filme, que se estrenó mundialmente el jueves en el Festival de Cine de Venecia, se basa sin excesivo rigor en la vida de la divorciada estadounidense Wallis Simpson, cuyo romance con el rey Eduardo VIII llevó a su abdicación. El diario británico Guardian le concedió una de cinco estrellas. “¿Será que Madonna va en serio aquí?”, escribió Xan Brooks. “Si es así, su película es más irrisoria de lo que teníamos derecho a esperar: una locura extravagante”, agregó. Todd McCarthy, del Hollywood Reporter, opinó: “La segunda incursión de Madonna en la dirección es agradable para los ojos y los oídos, pero carece de algo para el alma”. El Mercurio publicó: W.E. es un producto coherente de quien viene: una reina de la música pop que escribe buenos estribillos. Pero cuando se trata de dirigir, no es más que una plebeya.
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