domingo, 5 de junio de 2011

El Nepotismo por Humberto Moreira

Nepotismo proviene de la voz italiana nepote, que significa sobrino. Los antiguos papas la utilizaron para designar al pariente suyo que solía desempeñar las funciones de primer ministro o secretario privado. Muchos papas ocultaron a sus hijos haciéndolos pasar por sobrinos y repartiendo entre éstos los puestos más importantes.

Los familiares de los papas esperaban siempre hacerse de principados hereditarios; pero, en general, con la vida del Papa acababa también el poder de sus parientes, que desaparecía en la forma que había venido. Eso sucedió en los Estados Pontificios, que eran principados italianos gobernados por el Papa como soberano temporal desde mediados del siglo VIII hasta el establecimiento del reino de Italia en 1860.

En un principio el nepotismo designaba específicamente, en Italia, el poder que tuvieron en Roma y otros Estados Pontificios, los sobrinos o nepotes del Papa reinante; y en ese sentido algunos autores aluden a la práctica, muy usada por ciertos papas, de proteger y prodigar favores, dignidades y cargos y procurar altas posiciones a los suyos, a sus allegados, especialmente a los llamados sobrinos, ya que no era posible hablar, tratándose de papas, de descendientes directos. Esa corruptela y con ella su denominación, se extendió a la esfera de los gobiernos civiles y militares.

Desde entonces nepotismo significó la preferencia que un gobernante o funcionario público da a los miembros de su familia en la ocupación de los cargos públicos, concesiones estatales, contratos o el disfrute de privilegios vinculados a la administración del Estado, con olvido del mérito de otras personas.

Las leyes suelen prohibir esta conducta que es, sin duda, una forma de corrupción, tanto porque sirve desde el poder intereses particulares como porque es el parentesco, y no el mérito, el que determina esas preferencias, lo que significa un atraso desde el punto de vista histórico. Que el parentesco siga constituyendo el factor de cohesión de un gobierno, va en contra de la Institucionalización del Poder Político y el Estado de Derecho.

En la vida política de nuestros países, el nepotismo es una práctica bastante frecuente. Por otra parte, la Iglesia lo sigue practicando directa o indirectamente, especialmente en los regímenes políticos en donde gozan de una influencia considerable, donde Cardenales y Obispos consiguen puestos importantes para sus familiares.

Generalmente los regímenes de tipo personalista son los que más incurren en esta malsana práctica. Las monarquías siguen practicando nepotismo en Europa y otros países. En nuestros tiempos, probablemente los casos más conocidos son los regímenes de Irak, Arabia Saudita, Kuwait, Jordania, los Emiratos del Golfo Pérsico y otros países del Medio Oriente, en donde la familia ocupa los principales cargos gubernamentales. Más recientemente en Siria, a la muerte del Presidente Hafez al-Assad lo sucedió su hijo Bashar al-Assad, teniendo el Parlamento que reformar la Constitución de urgencia, para reducir la edad mínima para ser presidente de 40 a 34 años; igualmente fue ascendido, con celeridad, de Coronel a Teniente General para que pueda ser el Jefe Supremo de las fuerzas armadas, acumulando de esta manera los dos puestos más importantes del Estado.

En Africa son conocidos los casos de Mobuto Sese Seko, en Zaire; Amin Dadá, en Uganda; Jean Bedel Bokassa, en República Centroafricana, igualmente que la Monarquía en Marruecos con Hassan II, para no mencionar más que algunos ejemplos.

En el Extremo Oriente Chang Kai-shek, Presidente vitalicio de Taiwán que dejó a su hijo mayor Chang Ching-Kuo como su sucesor; a Kim Il Sun lo sucedió su hijo Kim Jong II en Corea del Norte. En Europa del Este son de sobra conocidos los casos de Nicolae Ceausescu en Rumanía, Leonid Brezhnev en la URSS y Boris Yeltsin en la nueva Rusia.

En América Latina ha sido frecuente que toda clase de tiranos y dictadores gobiernen con su familia. Así, Trujillo puso a su hermano de presidente; Duvalier a su hijo; los Somoza se sucedieron de padre en hijos (primero Luis y luego Anastasio), y de no haber caído estaríamos siendo gobernados por los nietos del fundador de la dinastía. El dictador paraguayo Alfredo Stroessner preparaba a su hijo para sucederle cuando cayó.

En Nicaragua nuestra Constitución Política prohíbe el Nepotismo en el párrafo 7 del artículo 130 en donde establece claramente: «En todos los poderes del Estado y sus dependencias, así como en las Instituciones creadas en esta Constitución, no se podrán hacer recaer nombramientos en personas que tengan parentesco cercano con la autoridad que hace el nombramiento y, en su caso, con la persona de donde hubiere emanado esta autoridad. Para los nombramientos de los funcionarios principales regirá la prohibición del cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad. La ley regulará esta materia». Sin embargo, este precepto constitucional nunca ha sido observado ni cumplido, razón por la cual el nepotismo es una práctica generalizada del actual Gobierno.

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