viernes, 3 de junio de 2011

¿Ha vuelto el nepotismo en la política a España o nunca se fue? por Humberto Moreira

Una de las causas que agravan las crisis económicas en España, junto con su legislación laboral poco homologable con los países avanzados y la multiplicación de burócratas en las Comunidades Autónomas, es el nepotismo, la protección laboral y económica que le otorgan a sus allegados o amigos quienes tienen algún poder. Las dos primeras se señalan como problemas estructurales, entre otros, de nuestra economía. El último es un viejo dato histórico del atraso español que parecía enterrado.

El nepotismo, del griego “nepos”, sobrino, es uno de los cánceres que dominaba el país y que se da en todos los grupos políticos. El poderoso, que va desde el presidente del Gobierno hasta el concejal de un pueblo pequeño, coloca a sus hijos o sobrinos en todo tipo de empleos de funcionarios, y a las próximas elecciones es otro político quien coloca a los suyos, pero manteniendo los anteriores, y así sucesivamente.

No todos los casos son iguales y es preciso tener cuidado y distinguir, pues también pasa que “familiares” de políticos con definidas carreras en el sector público o privado se ven perjudicados al tener ocasionalmente un “familiar” en la política. Eso nunca es noticia, pero también pasa. Sucede sin embargo que son tantos los casos que ahora proliferan en el panorama político español, por ejemplo en el PSOE que es quien gobierna y tiene mayores responsabilidades, que la sospecha es inevitable. Noticias provenientes de Cataluña, Valencia, Andalucía, Madrid o País Vasco apuntan en los últimos tiempos algunos interrogantes que no debemos prejuzgar pero que están ahí.

En algunos casos los “familiares” han sido supuestamente empleados en la administración pública. En otros, son familiares de “políticos” conocidos que tienen cargos políticos o bien de libre designación y por lo tanto temporales o bien son electos por los ciudadanos y también sometidos al voto. Este último si fuera un problema, lo es de la interna de los partidos. Ellos deberían dar explicaciones y cuidar su imagen ante los ciudadanos. Los votantes y simpatizantes acabarán penalizado la endogamia, el clientelismo y el amiguismo interno de los partidos.  Bien está contarlo para que se sepa y sin prejuzgar hemos sabido que:

La esposa de José Montilla, el presidente de la Generalidad deCataluñaAnna Hernández i Bonancia, ostenta doce cargos. La novia del conseller de Interior catalán Joan SauraInma Mayol, es quinta teniente de alcalde de Barcelona y consejera de Medio Ambiente. Josep Lluís Carod-Rovira,  tiene a su hermano como “embajador” de Cataluña en Francia. La familia Nadal tiene a dos hermanos, importantes Joaquim y Manel Nadal en el departamento de Política Territorial y Obras Públicas catalán. LosMaragall, Pasqual y Ernest: el primero fue presidente de la Generalidad y el segundo secretario del Gobierno autonómico. El marido de la vicepresidenta del PSC, Manuela de MadreAntoni Fogué, es el presidente de la Diputación de Barcelona.

La familia Pajín Iraola, en Valencia, es una saga familiar con encendida vocación política. En MadridJulián Martínez García, jefe de la delegación de la Junta de Andalucía en la capital español es novio de la ministra de Igualdad, Bibiana Aído.En Andalucía el vicepresidente tercero del Gobierno central,Manuel Chaves,  que aprobó la concesión de 10,1 millones de euros a una empresa de la que es apoderada su hija Paula tiene media docena de sus familiares en cargos públicos en la Junta.
En el País Vasco el viceconsejero de Transportes y Obras Públicas,Ernesto Gasco, se casó  con Iñigo Alonso, un conductor de autobús. Ahora es el director de Euskalmet, el organismo público meteorológico autonómico.

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