lunes, 30 de mayo de 2011

El síndrome Fox en el blog de Moreira.

Ha pasado ya casi una década de que la palabra presidencial ha perdido credibilidad y fuerza. El discurso que pronuncia, la persona que los amanuenses oficiales califican como "el jefe de la nación", ahora carece de contundencia y de valor a partir de las "ocurrencias" expresadas cotidianamente por Vicente Fox Quesada, quien al final de su malogrado "gobierno" tuvo necesidad de contratar a un intérprete, para corregir sus estulticias.

Se hizo costumbre escuchar al exguerrillero y exjesuita Rubén Aguilar Valenzuela enmendar a diario las "declaraciones" presidenciales, con su acostumbrada introducción: "lo que Fox quiso decir..."

Felipe Calderón se había distinguido por tratar de rescatar la institucionalidad de la figura presidencial, tan devaluada por su antecesor, el lenguaraz Fox, quien es recordado como un "funcionario ocurrente y dicharachero" y con una falta abrumadora de tacto.

Se le recuerda por gracejadas como: "¿Y yo por qué?", "Las lavadoras de dos patas", "trabajos que no quieren hacer ni los negros", y por una infinidad de desatinos.

Hoy, en la presente "administración" panista, al parecer es secuencia de la anterior, sobre todo en estos últimos tiempos en que Felipe Calderón Hinojosa recurre a las comparaciones.

En fecha reciente Calderón se equiparó con sir Winston Churchill, al señalar que como el conservador primer ministro británico, "fue acosado y señalado en medio de un mar de titubeos de una corriente de opinión titubeante de las decisiones de aquellos terribles años de 1939 y de 1940".

"Le exigían, no sólo le insinuaban, que lo mejor que podía hacer era ignorar el avance de los nazis, incluso, que era mejor someterse a ellos y le demandaban explicar cuál era su estrategia".

Todo en alusión a las diversas voces que le piden modifique su estrategia de su "guerra" en contra de la delincuencia organizada.

Se le nota un tanto desesperado, molesto; a menos de 18 meses de que el PAN entregue el poder.

Calderón, primero aceptó ser -de acuerdo con la comparación que hizo Barack Obama- el "Eliot Ness mexicano", por la forma en que enfrenta a los cárteles de la droga.

Al margen de las comparaciones, Felipe Calderón ha manifestado un cambio radical en su carácter y acentuado su forma de hablar.

Desde aquella lejana frase de "haiga sido como haiga sido", que expresó para señalar que aunque por un escaso margen había ganado las controvertidas elecciones presidenciales de 2006, ha acumulado una serie de "ocurrencias" que hacen recordar a las de Fox.

La más reciente fue en Las Vegas, cuando declaró en entrevista que "vi a miles de 'spring breakers' divirtiéndose, y los únicos 'shots' (disparos) que recibieron fueron de tequila".

En su campaña presidencial, durante sus recorridos por el territorio nacional en busca del voto de los ciudadanos se propuso ser "el presidente del empleo", como una de sus principales metas. Todo quedó en una simple "ocurrencia".

También se comprometió a eliminar el pago de la tenencia vehicular, a bajar en un 50 por ciento las tarifas por consumo de energía eléctrica, a combatir la corrupción entre los funcionarios de primer nivel y de ejercer con transparencia y honestidad el erario federal. Todas fueron ocurrencias de campaña.

Las "frases ingeniosas" de Vicente Fox en el sexenio pasado, fortalecieron el llamado síndrome Fox, en especial cuando señaló a unas horas de entregar el poder: "Ya hablo libre; ya digo cualquier tontería, ya no importa. Total, yo ya me voy", le faltaban sólo 48 horas para entregarle la banda presidencial a Calderón. Era el 31 de octubre de 2006.

Como fiel heredero de las gracejadas, Felipe Calderón es autor de frases tales como "tengo las manos limpias". Otras que han contribuido a devaluar el discurso presidencial y expresado tal vez con un poco de humor negro, fue cuando opinó sobre el deceso de Michael Jackson: "falleció por una sobredosis de droga y por no creer en Dios".

Además de hacer uso de la palabra todos los días, parece que Calderón tiene fijación por el tema de la "guerra" en contra del crimen organizado.

Casi diario habla de lo mismo: violencia, narcos, ejércitos, policías, muertos y más muertos, y la frase de "vamos ganando la 'guerra'" ¿Calderón supone que con chistoretes, podrá atraer las simpatías de la ciudadanía?

¿En realidad cree que va ganando la "guerra" en contra del crimen organizado?

¿Felipe Calderón asistió a alguna clase de oratoria al "centro Fox"? ¿Sabe Calderón que repetir todos los días el mismo tema, pierde significado?

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