domingo, 7 de agosto de 2011

Rubén Moreira : Nepotismo con Nicolas Sarkozy

Por Rubén Moreira

El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, evita el escándalo del nepotismo con el “sacrificio” de su hijo Jean, que ayer fue elegido sólo miembro de un alto organismo del Estado y no su máximo responsable, tras una lluvia de acusaciones.

El joven Jean se convertirá con toda probabilidad en administrador del Etablissement Public d’Aménagement de La Défense (EPAD), un organismo del Estado que gestiona el barrio de negocios parisino situado al oeste de la capital cuyo presidente es calificado extraoficialmente de “embajador”.

Los 23 años del hijo de Sarkozy, estudiante de segundo curso de Derecho -carrera marginada, al menos de momento, por su fulgurante carrera política- dieron motivos claros de crítica por la izquierda y de reproches no totalmente ocultos desde las filas de la gobernante UMP (Unión por un Movimiento Popular).

Pero el hijo del presidente de la República, en una intervención anoche en el canal de televisión “France” renunció a ser elegido posteriormente por los miembros del EPAD como su presidente porque, dijo, “no quiero una victoria manchada de sospechas”.

La renuncia de Jean, hijo del primer matrimonio del presidente francés, se conoció exactamente una semana después de que su padre rechazara las acusaciones de nepotismo y dijera que los ataques contra su vástago estaban en realidad dirigidos contra él.

“¿Hay una edad mínima para ser competente? Deseo rejuvenecer nuestras élites políticas que han envejecido mucho”, afirmó Sarkozy en una entrevista con “Le Figaro” en la que salió al paso de las acusaciones y explicó además que no cedía en el rumbo de sus reformas, en medio de un evidente malestar en su propia mayoría política.

Hoy en las reacciones de la clase política rige casi la unanimidad por el “gesto” del joven Sarkozy, del que destacados miembros de la derecha alabaron su “madurez”, mientras que otros de la izquierda destacan su “lucidez”.

Términos cuyos contrarios parecen ser dardos contra su padre, como apunta el diario de izquierdas “Libération”: “suena a confesión. La de un presidente que ha comprendido que ha ido un poco demasiado lejos en el ejercicio personal de su poder”.

La prensa nacional considera evidente la mano del presidente en la firme comparecencia pública de renuncia de su hijo, aunque varios medios de comunicación regionales ven hoy en las declaraciones de Jean el principio de una carrera política prometedora: “Ha nacido una estrella”, titula “Le Télégramme”.

De momento, Jean Sarkozy ya es consejero general (diputado provincial) de Hauts de Seine y tras su momento mediático del jueves entrará en el consejo de administración de la entidad responsable del famoso barrio de rascacielos de la capital francesa.

El EPAD es un organismo que tiene autoridad sobre un barrio de 160 hectáreas en las que tienen su sede 2.500 empresas y trabajan 150.000 personas, con una cuarentena de rascacielos y cuyo presidente tiene una privilegiada relación con empresarios, banqueros y políticos del país y del extranjero.

Esta entidad está integrada por 45 consejeros generales del departamento de Hauts-de-Seine, llamados a designar al sucesor del hasta ahora presidente del EPAD, Hervé Marseille.

Para la elección de Jean Sarkozy al organismo director de la entidad los consejeros de orientación comunista y socialista han pedido que el voto sea secreto, con el fin de que el hijo del presidente pueda al final no contar con todos los apoyos de la UMP.

Pero la carrera política de Jean se sostiene ya con su puesto de concejal del Ayuntamiento de la localidad de Neuilly, limítrofe con París y con La Defense, de la que su padre fue alcalde, conocida entre otras cosas por ser la de mayor renta per cápita de Francia.

Y su declaración ante la televisión parece casi una confesión de intención política, de sentido común y de asunción de una responsabilidad de cuya carencia se acusa al padre: “mi deber es el de tener conciencia de una situación que puede sobrepasarme, actuar en consecuencia y porque no soy sordo ni ciego”.

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