por Humberto Moreira
“El gobierno mexicano parece tratar de derrotar a los cárteles más violentos en lugar de frenar el tráfico de drogas per se, y por el momento se enfoca en ‘Los Zetas’ y ‘Los Caballeros Templarios’, aunque se anticipa que estos dos grupos prevalecerán con firmeza a la vista del gobierno en los próximos meses”. El anterior es uno de los párrafos del más reciente despacho de la firma Stratfor, especializada en temas de seguridad, y en el cual ofrecen una panorámica del curso que, desde su perspectiva, tomarán las acciones gubernamentales en contra del crimen organizado en México. Además, de acuerdo con la consultora, en los próximos meses puede esperarse un incremento en la violencia generada por la actividad criminal en la región Noreste del país, particularmente en los estados de Nuevo León y Tamaulipas, derivado de las acciones que el Ejército realiza en dicha zona. Stratfor puede, por supuesto, tener o no razón respecto de su pronóstico para los próximos meses pues, al menos en teoría, no conoce a detalle las acciones que el Estado mexicano instrumentará en el propósito por seguir debilitando a las organizaciones criminales que operan en el país. Sin embargo, las afirmaciones realizadas por la empresa suenan lógicas y embonan con lo que los ciudadanos percibimos cotidianamente a través de los canales formales e informales a través de los cuales circula la información relativa al fenómeno criminal. En otras palabras, en los próximos meses podemos esperar que la percepción de la sociedad respecto de los resultados concretos arrojados por la lucha anti crimen se mantenga en el mismo lugar, es decir, que sigamos siendo pesimistas al respecto. No se trata, como se ha dicho en múltiples ocasiones, de criticar por sistema la actuación del Gobierno de la República y la de los gobiernos estatales y municipales que, en conjunto, se han revelado incapaces de contener la actividad criminal en el país. De lo que se trata es de reiterar la necesidad de que la lucha contra los delincuentes se traduzca en la posibilidad de volver a transitar por las calles de nuestras ciudades y por las carreteras del país sin la zozobra de ser víctimas potenciales de la criminalidad. Y en esto, la percepción de los ciudadanos coincide con la de los especialistas de Stratfor: la cosa no tiene para cuando mejorar y ello quiere decir que no se está haciendo lo suficiente o, en el peor de los casos, que lo hecho hasta ahora no es lo correcto. La responsabilidad, por supuesto, es compartida y corresponde a todos los órdenes de gobierno cuyos titulares, así como los responsables de las áreas de seguridad pública harían bien en comenzar a leer correctamente las demandas de los ciudadanos.
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